El teatro del absurdo

Parece que ya nadie se acuerda de que hace dos meses los españoles votaron. A los políticos, que se les llena la boca hablando de democracia, les importan muy poco los votos cuando se trata de acercarse al poder.

Creo recordar que el 20D hubo un partido que aún perdiendo muchos votos ganó las elecciones y otro que las perdió, consiguiendo de paso la plusmarca personal de menos votos y menos escaños de su historia reciente. Por otro lado irrumpieron con fuerza dos outsiders: uno de ellos apareció como gran triunfador cosechando más de 5 millones de votos y casi 70 escaños partiendo de cero, frente al otro en liza con unos resultados meritorios pero no determinantes, como era su objetivo.

La aritmética parlamentaria resultante sólo dejaba una opción lógica: un gobierno de corte centrista, encabezado por el partido mayoritario y apoyado por C’s y PSOE. Pero el gran trilero nacional, el incalificable Pedro Sánchez, en lugar de dimitir por el ridículo que hizo en las elecciones, decidió lanzarse a salvar su trasero para ser alguien en la política, o incluso en la vida. Negándose a hablar con quien ganó las elecciones, evitaba tener que explicar las razones por las que se opondría a un acuerdo, y tras el previsible fracaso de Rajoy en la investidura aparecería como «el gran salvador», en lugar de lo que realmente es: «el gran reventador».

Su plan para gobernar soplando y sorbiendo al mismo tiempo (eufemísticamente llamado «geometría variable») precisaba del apoyo o la abstención de «las fuerzas del cambio» (otro eufemismo para definir a un popurrí de partidos, cuyo único elemento en común es querer desbancar al ganador de las elecciones después de perderlas), pero con Iglesias hemos topado…  El lider coletero será lo que se quiera menos tonto y no iba a regalarle sus 69 diputados para que luego pactara con la derecha y con la Merkel los Presupuestos del Estado. Y no pueden pactar, simplemente porque Sánchez no puede gobernar con un mínimo de seriedad rodeado de ministros podemitas, y Pablo no va a dejarle gobernar en solitario, como harían los siempre tontos útiles de IU.

Ante la obviedad de que no queda otra que ir a nuevas elecciones ha empezado el show… Una obra de teatro protagonizada los dos principales líderes políticos perdedores de las elecciones, que han llegado al disparate de firmar solemnemente un llamado «acuerdo de gobierno» cuando no suman mucho más de un tercio del parlamento entre ambos. Un acuerdo-estafa, para un no-gobierno, firmado a toda prisa por dos políticos necesitados (uno para llegar vivo a las próximas elecciones sin que su partido lo fulmine antes y el otro para desmarcarse urgentemente del PP para que no lo fagocite en las próximas elecciones) con el único objetivo de tener un relato que contar, según el cual ellos serían los políticos serios y responsables, por querer gobernar sin votos, y los ganadores serían los culpables de que no haya gobierno. Una trama carente de significado, con diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática… El teatro del absurdo.

Hasta ahora, los acuerdos de gobierno, de legislatura o de investidura, se firmaban para gobernar, legislar o investir, pero la absurda política-teatro actual nos ha traido a dos actores firmando solemnemente en una sala, en directo (muy importante que estén las cámaras) un acuerdo de no-investidura, de no-legislatura y de no-gobierno.

El el fondo los 200 acuerdos no son tan importantes, una vez que saben que no van a tener ninguna posibilidad de aplicarlos: diputaciones que desaparecen pero no del todo, una Reforma Laboral que se modifica pero se deroga al mismo tiempo, cambios constitucionales pero sin votos para hacerlos… Da igual, saben que no van a ningún lado, pero les vale para aparentar. Lo realmente importante es que van a estar 10 días ocupando la caja tonta y abriendo titulares, vendiendo una moto que no anda, a ver cuántos ingenuos se la quieren comprar.

La política como espectáculo ha provocado que definitivamente haya dejado de ser algo serio para ser pura escenificación, puro engaño… Todo es una gran pose, una gran mentira. Continuamente se venden realidades inexistentes como ciertas, como la que acaban de mostrarnos.

El próximo acto de la obra del gran figurante y su actor secundario será que se hable, mientras dure, de su «sacrificio por los ciudadanos» y culpar al PP y a Podemos de que España sea ingobernable, identificándolos y calificándolos de extremistas e intransigentes, sin olvidar el argumento para tontos de que Podemos «prefiere a Rajoy antes que a un socialista» o que «PP y Podemos están de acuerdo y votan lo mismo», o que ambos son igualmente «antisistema». Asistiremos a esa estigmatización estúpida hasta que volvamos a votar, pero antes, a partir de la semana próxima, se bajará el telón y volverá a alzarse con nuevos actores y nuevo guión…

PP y Podemos lo tienen bastante fácil, a nada que jueguen bien sus cartas en los dos meses que faltan para la segunda vuelta, para vapulear a estos dos comediantes y que volvamos al bipartidismo, pero esta vez con un protagonista distinto en la izquierda, mucho más peligroso. A poco que los ciudadanos tengan el más mínimo sentido crítico para distinguir la realidad de la ficción, los mandarán a paseo, por teatreros.

loabsurdo1

 

 

 

El maestro trilero

Como dijo Umberto Eco, «Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad«. Y añadía: «Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles«.

La telecracia española y la moda de la política en las redes sociales han conseguido, después de años de crisis económica, regalarnos un panorama político que hace ingobernable España por primera vez desde la transición, cuando más falta hacía lo contrario, además de aupar a la cúspide política a un grupo de demagogos que han sabido aprovecharse hábilmente del altavoz que les prestan esa pléyade de tontos del pueblo que pululan por Internet.

Y así, de la nada, ha aparecido en nuestras vidas un revolucionario con coleta, con sus viejas ideas, disfrazado de renovador y sanador de nuestra política, mantenido y financiado por países cuyo único objetivo es desestabilizar al bloque occidental. Este telepredicador con pinta de chamán, nos aconseja brebajes que ya han matado a todos los enfermos que han sido tratados con ellos, algo que él conoce perfectamente, pero su objetivo nunca ha sido la salud del enfermo sino su eutanasia, no sin antes contagiar a todo su entorno. El objetivo de Podemos y sus compinches no es mejorar la vida de los madrileños, ni colocar a Barcelona como una capital puntera en Europa, ni acabar con el paro en Cádiz, ni siquiera gobernar España para implantar su revolución socialista, sino dinamitar la UE y el euro… Ha sido financiado para desestabilizar, como él mismo renoció en 2012: «A Irán le conviene que en España y América Latina se difunda un discurso de izquierdas porque afecta a sus adversarios… Así es la política…¿Lo aprovechamos o no?» (https://www.youtube.com/watch?v=jjeVbE3dL4Q)

Para conseguir sus objetivos, Pablo Iglesias necesita sin falta ganar unas elecciones y gobernar, algo nada fácil porque España no es Grecia, pero hete aquí que se le ha aparecido la virgen… el siempre necesario tonto útil: Pedro Sánchez… un trilero necesitado de poder para salvar el sillón en su partido, después del revolcón que le han dado en las urnas, y que no ha hecho otra cosa en la vida que practicar con la bolita.

Sánchez, como buen maestro del trile, llegó al Comité Federal del partido con sus tres cubiletes, su bolita y su mesa y la puso delante de sus barones: «no voy a pactar a cualquier precio… líneas rojas o rosas… sí pero no… me lo tendréis que aprobar, pero también haré un referéndum entre las bases…» Los pardillos asistentes todavía están buscando la bola.

Después se ha ido con sus cachibaches a La Zarzuela y al Congreso y ha puesto delante a Felipe VI, a Garzón, a Rivera, a los secesionistas y a Iglesias. Su plan es claro: Que unos u otros, o todos («las fuerzas del cambio» las ha bautizado) le regalen sus votos para ser investido Presidente, despacho en Moncloa y después, a la hora de gobernar… pues ya veremos… bolita a la izquierda, bolita a la derecha, bolita al centro.. ¿Dónde está la bolita?

Pero al maestro trilero le ha salido un grano… El jugador al que necesita engañar, sin el cuál no puede ser investido por mucho que engañe a todos los demás, es más listo que él y se sabe todos los trucos del trile, así que le ha dicho que él sólo juega con cubiletes de cristal… Si quiere su apoyo tendrá que meterlo a él y a su soviet supremo en el Gobierno. Así podrán iniciar su proceso revolucionario, dinamitar el Estado desde dentro e ir a Bruselas a saltar la banca. En ese caso lo que deberían poner en streaming son los consejos de ministros de cada viernes en Moncloa, con el Vicepresidente chuleando al Presidente, Errejón manejando el CNI, Garzón montando líos con Junker, Bescansa dándole el pecho a su niño y Hernando flipando con sus gafas de colores.

No sabemos si Sánchez tendrá preparado un gancho (elemento imprescindible en el manual del tramposo) para que Iglesias pique y le regale el sillón, o es que sabe que no va a llegar a nada y se está haciendo un cartel en el PSOE y ante los votantes para unas nuevas elecciones, ya que el verdadero maestro en este juego es Iglesias, que lleva años preparando su asalto a los cielos y a ese no se la cuela.

sanchez_trilero_620x349

 

 

Fiesta de los fracasados

Hubo un tiempo en el que en casa y en el cole nos repetían que teníamos que esforzarnos por ser alguien «de provecho». Que el éxito en la vida era un objetivo a alcanzar y que eso dependía fundamentalmente de nosotros mismos. Nuestros mayores, que habían sufrido las penurias y el hambre de la posguerra, habían crecido en una España que había pasado del subdesarrollo y la escasez a ser un país de oportunidades y progreso. Esa Historia colectiva no era más que una suma de pequeñas historias individuales de superación personal. Ejemplos como el de Alfonso Escámez o Amacio Ortega son la punta del iceberg de millones de historias personales, de miles de familias, que partiendo de la nada consiguieron prosperar y regalarnos una vida acomodada.

Pero los tiempos cambiaron… En las aulas y en los medios de comunicación, los dueños del lenguaje antepusieron la solidaridad con el débil y la falsa modestia al esfuerzo y a la superación, la imbecilidad a la lucidez y el progresa adecuadamente al sobresaliente. Obviamente había que acabar con esa filosofía del sueño americano, no sea que los mejores lleguen más alto que los peores, y ellos se queden atrás. Todo esto con el añadido indispensable de la aculturación de la sociedad… Es difícil encontrar menores de 30 años que sepan distinguir «a ver» de «haber», que sepan cuál es la capital de Suiza, por donde pasa el Danubio o quién fue Juan de Austria, por decir algo. Su nulo conocimiento de la Historia, proscrita en las aulas, les dificulta comprender la realidad de la II República española, que Cataluña nunca fue un país o el desastre que el comunismo significó en el Siglo XX.

No hay mejor remedio contra la envidia que saber que con el esfuerzo se puede llegar a lo más alto, de modo que en este nuevo contexto el resentimiento y el odio vuelven a hacer aparición en España. De ahí la irrupción de ideologías que se nutren de esos sentimientos y que ya eran minoritarias o casi olvidadas en España. Por increíble que parezca, en pleno siglo XXI, un elevado porcentaje de la población española, principalmente jóvenes, creen que el Gobierno debe darles becas sin notas mínimas, una casa para emanciparse, un «sueldo digno» y no sé cuántas cosas más, además obviamente de todo lo que ya les da, que les sabe a poco… O sea, expoliar la riqueza de los que consiguen triunfar para mantener eternamente su dolce far niente. «Que paguen los ricos» repiten como loros, mientras hacen un botellón. Hemos pasado de admirar a los triunfadores («los poderosos» les llaman) a considerarlos unos enemigos, ladrones, enchufados y, obviamente, culpables de que a nosotros nos vaya mal. Si hoy en España se hiciera un ranking de los personajes más odiados, Amancio siempre aparecería en el Top Ten.

En este contexto, no es de extrañar que se hayan aupado al poder político una masa de charlatanes fracasados que amenazan con resolver nuestros problemas con sus recetas de crecepelos milagrosos. En lugar de llegar a la política triunfadores, han llegado mediocres, cuya principal virtud es no tener historia y por supuesto no haber llegado a nada en toda su vida si no es cobrando un sueldo del Estado o de un partido político. Mientras en USA el pueblo confía en quien demuestra que ha triunfado en su vida, aquí llegar con una mano delante y una detrás es un aliciente para considerarlo alguien de fiar… Uno de los nuestros. Es significativo ver las declaraciones de bienes de los políticos, en las que personas con más de 40 años venden como un logro tener un patrimonio raquítico, o a dos candidatos a presidir el Gobierno discutiendo en televisión sobre quién gana menos dinero.

En muchos ayuntamientos, como el de Cádiz, la suma de los currículums de sus concejales no alcanzaría ni la mitad del necesario para obtener un puesto directivo en una empresa. Una ciudad de la importancia mundial de Barcelona está en manos de una individua cuyo única experiencia laboral previa es haberse vestido de Superman. El futuro de Cataluña, otrora ejemplo de prosperidad y vanguardia, ha pasado por arte de la magia de otro fracasado de la vida, Artur Mas, a depender de un puñado de frikis «anticapitalistas, independentistas y feministas» según ellos mismos se definen, que nos quieren sacar de la UE, del Euro y, si fuera por ellos, del Sistema Solar y de la Vía Láctea. Mención especial para este político catalán, cutre emulador de Companys, al que mandan a su casa chuleado y derrotado, no sin antes haberse cargado a su coalición (CiU), a su partido (CDC), a la derecha catalana, a su Comunidad y a España si no nos andamos con ojo… Y todavía se va a su casa aplaudido, saludando al tendido y pretendiendo ser un héroe.

Hoy asistimos a la constitución de las Cortes Generales.. Las mismas Cortes en las que se sentaron Emilio Castelar, Cánovas de Castillo, Ortega y Gasset o Gregorio Marañón recibirán, entre otras personalidades, a 69 perroflautas, parias de la tierra, que convertirán el Congreso en un parque de atracciones, dirigidos por un mediocre profesor de universidad, formado y financiado por una república bananera que, con la inestimable ayuda de un grupo de mediocres periodistas que le convirtieron en un telepredicador, pretende instaurar en nuestro país el exitoso régimen socialista que tanta prosperidad ha traido al mundo y a su admirada Venezuela. El primer episodio del bebé y los surrealistas juramentos puño en alto, son solo el principio. Los numeritos para Youtube, insultos y faltas de respeto en el hemiciclo serán lo habitual… Al tiempo…

Pero el esperpento puede no acabar aquí. La fiesta de los fracasados puede alcanzar su cénit si  otro mediocre como Pedro Sánchez consigue su propósito de ser Presidente del Gobierno. Este don nadie, que se hacía el guay en su charla con Bertín por estar «mandando currículums por internet hace 5 años», va camino de ser el Artur Mas de la política española. Lejos de irse a su casa después de hacer perder a su partido el 20% de sus escaños estando en la oposición y hacerlo caer a las cotas más bajas de apoyo popular desde la restauración democrática, compareció ante los españoles y ante su partido diciendo que habían «hecho historia» (bueno, quizás en esto no se equivocaba) y ahora, después de su récord, se agarra a la posibilidad matemática de ser investido Presidente, para que su partido no lo fulmine por incompetente. Para ello, necesitará el apoyo de los frikis bolivarianos y de los mismos nacionalistas que están proclamando la República Catalana en otro parlamento, sin que le tiemble el pulso, ni ruborizarse ante tal escenario. «Coalición de progreso» le llaman, los que jamás progresaron ni dejaron progresar a nadie. Como Artur, se cargará a su partido, a la socialdemocracia española en beneficio de los rancios comunistas y de camino a su propio país, al que dejará en manos de quienes quieren acabar con él.

«Rigidos los cuerpos los maniquíes bailan«, cantaba Germán Coppini en su Fiesta de los Maniquíes. Si se culmina el esperpento, la Fiesta de los Fracasados será completa. A partir de entonces, los cuerpos rígidos serán los nuestros, que asistiremos como maniquíes a su baile.

 

 

12 DE OCTUBRE

Si Don Cristobal Colón levantase la cabeza, se sentiría desagraviado por todos los sufrimientos y humillaciones que tuvo que pasar tras haber descubierto para Castilla y Europa un continente hasta ese momento desconocido para ellos. Imagino su sorpresa y su orgullo al ver lo que aquellos duros viajes han terminado suponiendo. Murió sin conocer las dimensiones físicas del nuevo continente, sin saber a ciencia cierta de qué se trataba, y sin sospechar ni por asomo la dimensión histórica, humana y política que su hazaña iba a tener para la humanidad. Desde aquél 12 de Octubre de 1492 ya nada volvería a ser igual en nuestro mundo. Aquello sí que fue un encuentro histórico planetario, bastante más que el de ZP con Obama, que vislumbró el cerebro privilegiado de Leyre Pajín.

España tuvo la suerte, gracias a la visión política de Isabel de Castilla, de contar con el navegante genovés en su carrera de las especias contra Portugal. Su hallazgo, trajo consigo la posterior colonización de ese nuevo continente por los europeos, principalmente españoles, lo que ha supuesto que a día de hoy lo habiten más de 150 millones de mestizos y casi 200 millones de criollos de origen europeo coexistiendo con 50 millones de indígenas, y que más de 500 millones de americanos hablen hoy nuestro idioma.

Esa expansión de la raza y cultura hispanas, ese encuentro de culturas y sobre todo de personas, es lo que celebramos el 12 de Octubre en España y en América, y no el supuesto «genocidio» que muchos ignorantes quieren ver. España tuvo el privilegio de ser el gran exportador cultural de Europa, de dar origen a los países que hoy conforman el continente americano y a sus estructuras políticas, económicas y sociales, de llevar su lengua, religión y todos los avances científicos, tecnológicos y culturales que el viejo continente había alcanzado a través de los siglos, desde Sumeria, Egipto, Grecia y Roma, hasta la Europa del S.XVI, a los habitantes del continente recién descubierto.

He dedicado años de mi vida en el estudio de las civilizaciones antiguas, principalmente las americanas. Siempre me resultó especialmente interesante observar las similitudes y las diferencias entre seres humanos desarrollados independientemente, desde que en el paleolítico quedaran divididos en dos «mitades» por la separación del estrecho de Bering. Unos y otros, crearon religiones, imperios, monarquías, clases sociales, impuestos, esclavos y ejércitos;  domesticaron plantas y animales, se concentraron en urbes y desarrollaron expresiones artísticas. La diferencia fue fundamentalmente el ritmo, mucho más acelerado en Europa y Asia debido al comercio y al intercambio cultural.

Por mucho que joda a los indigenistas reconocerlo, y que nos cuenten que destruimos unas civilizaciones avanzadísimas, los habitantes del nuevo continente estaban en un estadio de desarrollo muy inferior a los recién llegados. No conocían inventos fundamentales para el comercio, como la rueda o la vela para navegar grandes distancias, obviamente ni hablar de brújulas, astrolabios o cartografía; se encontraban en plena Edad de los Metales, sin haber llegado a aleaciones básicas como el acero. La pólvora les parecía algo así como truenos de los dioses, mientras seguían usando armas tan poco sofisticadas y paleolíticas como las flechas o los cuchillos de obsidiana. Muchos toman como referencia sus avanzados conocimientos astronómicos, ignorando que por estas tierras andaban unos tales Copérnico, Galileo o Kepler y su medicina chamanista no llegaba ni siquiera al nivel de la del Egipto de los faraones. Arquitectónicamente, seguían en la época de las pirámides, miles de años después de los egipcios y de las impresionantes construcciones griegas y romanas, al tiempo que en Europa se construían complejas abadías y catedrales góticas. Culturalmente, siglos después de Aristóteles o Averroes, y dos mil años después de que Homero escribiera La Odisea, en tiempos de Cervantes y Shakespeare, los mexicas seguían usando la escritura jeroglífica en sus códices y por supuesto no había ni rastro de literatura (por no hablar de su pobre escultura o pintura si pensamos, por ejemplo, en Miguel Angel). Y por mucho que la Inquisición europea resulte aberrante, era un juego de niños comparada con los sacrificios humanos de las primitivas religiones americanas y sus supersticiones.. Todo esto tomando como referencia a los dos grandes imperios americanos, porque el resto no habían pasado de una organización tribal, dirigidos por caciques en taparrabos.

Esa superioridad cultural y tecnológica, y no unos cuantos arcabuces rudimentarios, es la causa de la victoria de una civilización sobre la otra, al igual que la cultura latina se impuso a la íbera o a la celta cuando los romanos decidieron expandir su poder. Ellos nos dieron su rica lengua y su Derecho Romano, base de nuestro Derecho Civil, sus acueductos, puentes y calzadas, y a nadie se le ocurre hablar de un «Holocausto Ibérico», por muy descendiente de Tartessos que yo me crea.

Si un grupo de aztecas hubiera sido capaz de llegar a Europa con sus canoas a remo, es totalmente inimaginable que hubieran podido someter a los europeos e imponerles su «cultura».

Los que sólo ven en el descubrimiento y conquista de América un genocidio y una vergüenza, son de lo más variopinto, pero se pueden agrupar en dos grandes tipos de ignorantes:

En primer lugar un numeroso grupo de latinoamericanos, principalmente mexicanos, que aparte de bailar regaeton, llevan décadas siendo manipulados por los mismos criollos, de origen español por supuesto, que monopolizan el poder en sus países y que los hacen creer hijos de Moctezuma o Atahualpa, cuando no son más que descendientes de colonos españoles que cruzaron el Atlántico en algún momento. Obviamente no reparan en que fueron ellos, los criollos y no los españoles, los que una vez conseguida la independencia asaltando el poder político y económico, abolieron los derechos de los indígenas, confiscaron sus terrenos comunales y persiguieron sus lenguas autóctonas, las cuales no podían adoptar como la propias de sus paises porque ni ellos mismos las hablaban. Así lograron crear una conciencia nacional en sus nuevas patrias, buscando, como hacen todos los nacionalismos, una historia y un enemigo mítico a quien culpar de sus desgracias, y celebrando una liberación, que nunca ocurrió, de una opresión que nunca existió. Por supuesto nunca les explicarán que, aunque muchos colonos abusaran de su poder en una época sin inspectores de trabajo y sin teléfonos móviles, España fue pionera en el Derecho Internacional con la promulgación de las Leyes de Indias o las Leyes Nuevas, entre otras muchas proteccionistas con los indígenas, que prohibió la esclavitud siglos antes de Lincoln y que por primera vez en la Historia se planteó qué derecho tenía a conquistar unas tierras habitadas por otros y someter a sus pobladores, buscando cobertura jurídica y filosófica a la conquista militar.

En segundo lugar, encontramos a un conjunto de españoles, por llamarlos así, cuyo alto nivel cultural y profundidad de pensamiento se resume en las frases de la okupa Colau: «Vergüenza de Estado que celebra un genocidio» o del erudito Kichi: «Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas». Curioso además que esta gente suela identificarse con una ideología, la comunista, que ha causado el mayor genocidio de la Historia Contemporánea.

Cada país celebra una vez al año su Fiesta Nacional, referida normalmente a un hecho histórico trascendente para su país. Así los franceses se identifican con el 14 de Julio, Le Jour de la Bastille, que aún dando pie a un enfrentamiento entre franceses y al posterior Terror de Robespierre, supuso para ellos (y para el mundo entero) un cambio de ciclo político y social que aún perdura y del que están orgullosísimos. Muchos países, los de menos antigüedad, celebran el Día de la Independencia y otros como Inglaterra lo dedican a celebraciones religiosas. España, entre sus muchas efemérides históricas, eligió una tan universal y de tanta trascendencia como el 12 de Octubre, y sigue celebrándolo, a pesar de algunos «descubridores» de la Historia que, como Colón, no se han enterado de la importancia de la fecha y quieren aguarnos la fiesta.

rugendas024

ROMPESUELAS

 

Me encantan los animales y obviamente no me gusta verlos sufrir. No soy cazador, ni taurino, y a los únicos que mato y odio es a los insectos que vienen a joderme, pero estoy hasta los mismísimos de estos nuevos activistas que quieren imponernos a todos su visión del mundo por narices. Hipsters y pijoprogres, que se dedican a insultar a la gente que disfruta de sus tradiciones y a irrumpir en sus pueblos a joderles la fiesta, porque resulta que son menos sensibles que ellos.

Disfruto viendo a los animales en libertad en África y hacerles mil fotos, pero no se me ocurriría  ir a Tanzania a darle la brasa a los Masai porque matan leones. Es su Sabana desde tiempos inmemoriales, no la mía, y yo no soy nadie para irrumpir en su casa para decirles qué está bien y qué está mal porque, según mi criterio, son unos bárbaros subdesarrollados.
Muchas de estas fiestas, unas más salvajes que otras (El Toro de la Vega no es, ni mucho menos, de las peores), llevan celebrándose más de quinientos años, muchas han sido declaradas Patrimonio turístico y cultural y SON LEGALES, así que si quieren cambiar las leyes, hay maneras más democráticas y menos estúpidas de hacerlo que atarse a una farola con un pitón y tirar la llave al río. Eso, además de tocapelotas, es ser gilipollas. La próxima vez podría atarse a una columna de Palmira y que le pasen a cuchillo, porque no le gusta que los islamistas destruyan el patrimonio histórico.

No soy un sádico, ni un asesino, pero confieso que me lo he pasado de puta madre en los Sanfermines de Pamplona y en los encierros de Ciudad Rodrigo, que además de ser dos ciudades históricas y preciosas tienen desde hace siglos sus propias tradiciones, que no se pueden cambiar de un plumazo por una moda, quizás bienintencionada, pero muy probablemente pasajera.

A estos plastas maleducados, les siguen el rollo muchos de los nuevos políticos, faltaría más. Por supuesto, no lo hacen por sus profundos principios, ni por sus firmes creencias, pero observan la moda en las redes sociales y se suben al carro, a ver si rascan unos votos.
Tordesillas, para información de los que creen que es un pueblo de garrulos que asesinan toros, es una de nuestras ciudades históricamente más importantes, llena de monumentos, plazas y palacios declarados Conjunto Histórico, donde se firmó el Tratado que rigió la conquista y colonización de América, sede de las Cortes Españolas itinerantes, cuartel general de los Reyes Católicos y prisión de Juana de Castilla, donde recibió la visita de Carlos V y Felipe II, y donde murió en 1555.

Sus habitantes son afables y acogedores…. y tienen tradiciones ancestrales, por la sencilla razón de que es un pueblo con Historia (aunque muchos de los reventadores seguramente la desconozcan). Estando allí no es difícil imaginar a sus antepasados del Siglo XVI, con sus lanzas de madera y acero, como las de ahora, participando en el torneo anual para ver quien era más hábil para derribar al astado. Quinientos años después, parece que algunos han decidido que su sensibilidad les da derecho a acabar con todo eso, llaman «Tordemierda» a su ciudad en las redes y «asesinos» a sus habitantes, porque han matado a Rompesuelas.
Por cierto, se come un lechazo y se bebe un vino de cojones. Les debo una visita de desagravio.

1380205877_0Dos-corneados-en-el-torneo-del_54385689664_53699622600_601_341

Viaje en el tiempo

La clave. Viaje en el tiempo

El sábado pasado ví, a través de Youtube, una de las emisiones de La Clave con las que el gran José Luis Balbín nos obsequiaba todos los viernes entre 1976 y 1985 en La 2, concretamente el dedicado en 1979 al Marxismo ( https://www.youtube.com/watch?v=VLo9LajdKnQ ). Desgraciadamente, ese magnífico programa fue fulminado por el gobierno socialista de FG, que prefería una TV menos libre y crítica,  y para ello puso al frente de TVE al mamporrero Jose María Calviño.

Treinta y seis años después, resulta extraño asistir a un debate televisado con políticos y pensadores de altura como Bernard Henri Levy, Enrique Tierno Galván, José María Obiols, Santiago Carrillo, Roger Garaudy o Alfonso Osorio, moderados por un director con la independencia y preparación de Balbín. Y no sólamente porque nuestros políticos ya no tengan ese nivel, que no lo tienen, sino porque quizás un programa así no pasaría de la segunda semana en antena, por sus bajos niveles de audiencia. Hoy no haría falta ningún Calviño para acabar con él. Nos bastaríamos nosotros solos.

Unas horas después sintonicé La Sexta Noche, debate político al más puro estilo Siglo XXI…. Mejor plató, mejor calidad de imagen y, por supuesto, nadie fuma. Por lo demás, la evolución darwiniana a la inversa…

En lugar de contertulios,  polemistas que azuzan la bronca. En lugar de políticos, una colección de demagogos, cuya única «virtud» aparente es la juventud y por supuesto pisarle la palabra al de enfrente. A la izquierda del ring, en lugar de Tierno, Obiols y Carrillo, unas tales María y Tania González (Psoe y Podemos, respectivamente), ambas con lenguaje de adolescentes de la ESO, lleno de frases hechas, moviendo las manos como el que caza moscas y utilizando un extraño Castellano (compañeros y compañeras, ciudadanos y ciudadanas… ). Por la derecha, en vez de Osorio, un tal Francisco Marcos (PP), con cuerpo de gimnasio, pelo teñido y pulseritas, para parecer más joven y guay, que es lo que vende ahora. Y en el centro, un chico de Ciudadanos, como siempre sin aportar más que no estar con unos ni con otros, ni chicha ni limoná, a ver si rebañan algunos votos en medio del combate.  Eso sí, todos se han aprendido muy bien una frase que escuchaban en el Congreso, para poder replicarse: «Por alusiones…»

Quizás siguiendo el proceso del tiempo de estos 35 años no se note tanto, pero cambiar de un debate a otro con un par horas de diferencia, te produce un jet lag psicológico que te hace entrar en estado de shock…

Es el mismo formato de programas de sociedad como Sálvame, o deportivos como El Chiringuito, que es lo que llega bien al pueblo. Es el estilo de la bronca, donde no se escucha, ni se debate, sino que se trata de ganar al «contrario» a base de no dejarle hablar o tirarle mierda, aunque sea mintiendo abiertamente sin ningún rubor.. qué más da…

A ello colaboran presentadores de bajo nivel, que ayudan burdamente a uno de los dos bandos repartiendo turnos a su capricho. En estos debates tan formativos, los temas, obviamente, siempre son los mismos: mucha corrupción y polémicas políticas de diversa índole, enfrentando a los dos bandos, pero por supuesto de muy poca profundidad. Es el formato de las dos Españas, el frentismo, el Madrid contra el Barça, la izquierda contra la derecha… A ver si así conseguimos que se involucre esa caterva de incultos y resentidos a los que hay que tocar su fibra sensible y que vayan a votar calentitos, que es lo que importa. Así puede que la política les mole un poco más.

Los estrategas políticos (y por tanto los gurús televisivos que sirven a sus intereses, además de a los comerciales) se han dado cuenta de que la «Política» con mayúsculas no llega a las cada vez más aturdidas mentes españolas, de que hay un alto porcentaje de la población que estaba out y que, al fin y al cabo, son televidentes y votos que conseguir para llegar al poder.

Puede que el bajo nivel de la política española no sea más que la representación lógica del paupérrimo nivel cultural de nuestra población, que se despeña cuesta abajo y sin frenos desde que, a principios de los 90, el sibilino Alfredo Pérez Rubalcaba nos obsequiara con aquél bodrio de ley educativa llamada LOGSE y que lleva 25 años produciendo españolitos que no tienen ni idea de Historia, ni de Geografía, ni de Filosofía y, ni siquiera de leer o escribir, lo cual provoca que no tengan una mínima capacidad de análisis, comprensión y expresión. O puede que sea justamente al revés: que los partidos hayan tenido que bajar varios peldaños para adaptarse y llegar a esa población que corría el riesgo de alejarse cada vez más de la política.

Por ello, políticos de la talla de los nombrados serían una rara avis hoy en día y no tendrían nungún tirón. Así, de escuchar en los platós y en la tribuna del Congreso a oradores como Felipe González, Solé Tura, Herrero de Miñón o Manuel Fraga (al que le cabía el Estado en la cabeza), ahora tenemos que soportar a demagogos y medianías de la talla de Pedro Sánchez, Artur Mas, Susana Díaz, Juanma Moreno, González Pons, Carmona y Carmena, Colau y el Rey del Club de la Comedia: Pablo Iglesias, con su equipo de frikis y Kichis, que vende a los parias de la tierra más y mejor crecepelo.

No sé si fue antes el huevo o la gallina, pero parece que ambos van de la mano para que al final todos tengamos que comer tortilla1359374498_extras_video_0.998868