ROMPESUELAS

 

Me encantan los animales y obviamente no me gusta verlos sufrir. No soy cazador, ni taurino, y a los únicos que mato y odio es a los insectos que vienen a joderme, pero estoy hasta los mismísimos de estos nuevos activistas que quieren imponernos a todos su visión del mundo por narices. Hipsters y pijoprogres, que se dedican a insultar a la gente que disfruta de sus tradiciones y a irrumpir en sus pueblos a joderles la fiesta, porque resulta que son menos sensibles que ellos.

Disfruto viendo a los animales en libertad en África y hacerles mil fotos, pero no se me ocurriría  ir a Tanzania a darle la brasa a los Masai porque matan leones. Es su Sabana desde tiempos inmemoriales, no la mía, y yo no soy nadie para irrumpir en su casa para decirles qué está bien y qué está mal porque, según mi criterio, son unos bárbaros subdesarrollados.
Muchas de estas fiestas, unas más salvajes que otras (El Toro de la Vega no es, ni mucho menos, de las peores), llevan celebrándose más de quinientos años, muchas han sido declaradas Patrimonio turístico y cultural y SON LEGALES, así que si quieren cambiar las leyes, hay maneras más democráticas y menos estúpidas de hacerlo que atarse a una farola con un pitón y tirar la llave al río. Eso, además de tocapelotas, es ser gilipollas. La próxima vez podría atarse a una columna de Palmira y que le pasen a cuchillo, porque no le gusta que los islamistas destruyan el patrimonio histórico.

No soy un sádico, ni un asesino, pero confieso que me lo he pasado de puta madre en los Sanfermines de Pamplona y en los encierros de Ciudad Rodrigo, que además de ser dos ciudades históricas y preciosas tienen desde hace siglos sus propias tradiciones, que no se pueden cambiar de un plumazo por una moda, quizás bienintencionada, pero muy probablemente pasajera.

A estos plastas maleducados, les siguen el rollo muchos de los nuevos políticos, faltaría más. Por supuesto, no lo hacen por sus profundos principios, ni por sus firmes creencias, pero observan la moda en las redes sociales y se suben al carro, a ver si rascan unos votos.
Tordesillas, para información de los que creen que es un pueblo de garrulos que asesinan toros, es una de nuestras ciudades históricamente más importantes, llena de monumentos, plazas y palacios declarados Conjunto Histórico, donde se firmó el Tratado que rigió la conquista y colonización de América, sede de las Cortes Españolas itinerantes, cuartel general de los Reyes Católicos y prisión de Juana de Castilla, donde recibió la visita de Carlos V y Felipe II, y donde murió en 1555.

Sus habitantes son afables y acogedores…. y tienen tradiciones ancestrales, por la sencilla razón de que es un pueblo con Historia (aunque muchos de los reventadores seguramente la desconozcan). Estando allí no es difícil imaginar a sus antepasados del Siglo XVI, con sus lanzas de madera y acero, como las de ahora, participando en el torneo anual para ver quien era más hábil para derribar al astado. Quinientos años después, parece que algunos han decidido que su sensibilidad les da derecho a acabar con todo eso, llaman «Tordemierda» a su ciudad en las redes y «asesinos» a sus habitantes, porque han matado a Rompesuelas.
Por cierto, se come un lechazo y se bebe un vino de cojones. Les debo una visita de desagravio.

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