El maestro trilero

Como dijo Umberto Eco, «Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad«. Y añadía: «Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles«.

La telecracia española y la moda de la política en las redes sociales han conseguido, después de años de crisis económica, regalarnos un panorama político que hace ingobernable España por primera vez desde la transición, cuando más falta hacía lo contrario, además de aupar a la cúspide política a un grupo de demagogos que han sabido aprovecharse hábilmente del altavoz que les prestan esa pléyade de tontos del pueblo que pululan por Internet.

Y así, de la nada, ha aparecido en nuestras vidas un revolucionario con coleta, con sus viejas ideas, disfrazado de renovador y sanador de nuestra política, mantenido y financiado por países cuyo único objetivo es desestabilizar al bloque occidental. Este telepredicador con pinta de chamán, nos aconseja brebajes que ya han matado a todos los enfermos que han sido tratados con ellos, algo que él conoce perfectamente, pero su objetivo nunca ha sido la salud del enfermo sino su eutanasia, no sin antes contagiar a todo su entorno. El objetivo de Podemos y sus compinches no es mejorar la vida de los madrileños, ni colocar a Barcelona como una capital puntera en Europa, ni acabar con el paro en Cádiz, ni siquiera gobernar España para implantar su revolución socialista, sino dinamitar la UE y el euro… Ha sido financiado para desestabilizar, como él mismo renoció en 2012: «A Irán le conviene que en España y América Latina se difunda un discurso de izquierdas porque afecta a sus adversarios… Así es la política…¿Lo aprovechamos o no?» (https://www.youtube.com/watch?v=jjeVbE3dL4Q)

Para conseguir sus objetivos, Pablo Iglesias necesita sin falta ganar unas elecciones y gobernar, algo nada fácil porque España no es Grecia, pero hete aquí que se le ha aparecido la virgen… el siempre necesario tonto útil: Pedro Sánchez… un trilero necesitado de poder para salvar el sillón en su partido, después del revolcón que le han dado en las urnas, y que no ha hecho otra cosa en la vida que practicar con la bolita.

Sánchez, como buen maestro del trile, llegó al Comité Federal del partido con sus tres cubiletes, su bolita y su mesa y la puso delante de sus barones: «no voy a pactar a cualquier precio… líneas rojas o rosas… sí pero no… me lo tendréis que aprobar, pero también haré un referéndum entre las bases…» Los pardillos asistentes todavía están buscando la bola.

Después se ha ido con sus cachibaches a La Zarzuela y al Congreso y ha puesto delante a Felipe VI, a Garzón, a Rivera, a los secesionistas y a Iglesias. Su plan es claro: Que unos u otros, o todos («las fuerzas del cambio» las ha bautizado) le regalen sus votos para ser investido Presidente, despacho en Moncloa y después, a la hora de gobernar… pues ya veremos… bolita a la izquierda, bolita a la derecha, bolita al centro.. ¿Dónde está la bolita?

Pero al maestro trilero le ha salido un grano… El jugador al que necesita engañar, sin el cuál no puede ser investido por mucho que engañe a todos los demás, es más listo que él y se sabe todos los trucos del trile, así que le ha dicho que él sólo juega con cubiletes de cristal… Si quiere su apoyo tendrá que meterlo a él y a su soviet supremo en el Gobierno. Así podrán iniciar su proceso revolucionario, dinamitar el Estado desde dentro e ir a Bruselas a saltar la banca. En ese caso lo que deberían poner en streaming son los consejos de ministros de cada viernes en Moncloa, con el Vicepresidente chuleando al Presidente, Errejón manejando el CNI, Garzón montando líos con Junker, Bescansa dándole el pecho a su niño y Hernando flipando con sus gafas de colores.

No sabemos si Sánchez tendrá preparado un gancho (elemento imprescindible en el manual del tramposo) para que Iglesias pique y le regale el sillón, o es que sabe que no va a llegar a nada y se está haciendo un cartel en el PSOE y ante los votantes para unas nuevas elecciones, ya que el verdadero maestro en este juego es Iglesias, que lleva años preparando su asalto a los cielos y a ese no se la cuela.

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