Viaje en el tiempo

La clave. Viaje en el tiempo

El sábado pasado ví, a través de Youtube, una de las emisiones de La Clave con las que el gran José Luis Balbín nos obsequiaba todos los viernes entre 1976 y 1985 en La 2, concretamente el dedicado en 1979 al Marxismo ( https://www.youtube.com/watch?v=VLo9LajdKnQ ). Desgraciadamente, ese magnífico programa fue fulminado por el gobierno socialista de FG, que prefería una TV menos libre y crítica,  y para ello puso al frente de TVE al mamporrero Jose María Calviño.

Treinta y seis años después, resulta extraño asistir a un debate televisado con políticos y pensadores de altura como Bernard Henri Levy, Enrique Tierno Galván, José María Obiols, Santiago Carrillo, Roger Garaudy o Alfonso Osorio, moderados por un director con la independencia y preparación de Balbín. Y no sólamente porque nuestros políticos ya no tengan ese nivel, que no lo tienen, sino porque quizás un programa así no pasaría de la segunda semana en antena, por sus bajos niveles de audiencia. Hoy no haría falta ningún Calviño para acabar con él. Nos bastaríamos nosotros solos.

Unas horas después sintonicé La Sexta Noche, debate político al más puro estilo Siglo XXI…. Mejor plató, mejor calidad de imagen y, por supuesto, nadie fuma. Por lo demás, la evolución darwiniana a la inversa…

En lugar de contertulios,  polemistas que azuzan la bronca. En lugar de políticos, una colección de demagogos, cuya única «virtud» aparente es la juventud y por supuesto pisarle la palabra al de enfrente. A la izquierda del ring, en lugar de Tierno, Obiols y Carrillo, unas tales María y Tania González (Psoe y Podemos, respectivamente), ambas con lenguaje de adolescentes de la ESO, lleno de frases hechas, moviendo las manos como el que caza moscas y utilizando un extraño Castellano (compañeros y compañeras, ciudadanos y ciudadanas… ). Por la derecha, en vez de Osorio, un tal Francisco Marcos (PP), con cuerpo de gimnasio, pelo teñido y pulseritas, para parecer más joven y guay, que es lo que vende ahora. Y en el centro, un chico de Ciudadanos, como siempre sin aportar más que no estar con unos ni con otros, ni chicha ni limoná, a ver si rebañan algunos votos en medio del combate.  Eso sí, todos se han aprendido muy bien una frase que escuchaban en el Congreso, para poder replicarse: «Por alusiones…»

Quizás siguiendo el proceso del tiempo de estos 35 años no se note tanto, pero cambiar de un debate a otro con un par horas de diferencia, te produce un jet lag psicológico que te hace entrar en estado de shock…

Es el mismo formato de programas de sociedad como Sálvame, o deportivos como El Chiringuito, que es lo que llega bien al pueblo. Es el estilo de la bronca, donde no se escucha, ni se debate, sino que se trata de ganar al «contrario» a base de no dejarle hablar o tirarle mierda, aunque sea mintiendo abiertamente sin ningún rubor.. qué más da…

A ello colaboran presentadores de bajo nivel, que ayudan burdamente a uno de los dos bandos repartiendo turnos a su capricho. En estos debates tan formativos, los temas, obviamente, siempre son los mismos: mucha corrupción y polémicas políticas de diversa índole, enfrentando a los dos bandos, pero por supuesto de muy poca profundidad. Es el formato de las dos Españas, el frentismo, el Madrid contra el Barça, la izquierda contra la derecha… A ver si así conseguimos que se involucre esa caterva de incultos y resentidos a los que hay que tocar su fibra sensible y que vayan a votar calentitos, que es lo que importa. Así puede que la política les mole un poco más.

Los estrategas políticos (y por tanto los gurús televisivos que sirven a sus intereses, además de a los comerciales) se han dado cuenta de que la «Política» con mayúsculas no llega a las cada vez más aturdidas mentes españolas, de que hay un alto porcentaje de la población que estaba out y que, al fin y al cabo, son televidentes y votos que conseguir para llegar al poder.

Puede que el bajo nivel de la política española no sea más que la representación lógica del paupérrimo nivel cultural de nuestra población, que se despeña cuesta abajo y sin frenos desde que, a principios de los 90, el sibilino Alfredo Pérez Rubalcaba nos obsequiara con aquél bodrio de ley educativa llamada LOGSE y que lleva 25 años produciendo españolitos que no tienen ni idea de Historia, ni de Geografía, ni de Filosofía y, ni siquiera de leer o escribir, lo cual provoca que no tengan una mínima capacidad de análisis, comprensión y expresión. O puede que sea justamente al revés: que los partidos hayan tenido que bajar varios peldaños para adaptarse y llegar a esa población que corría el riesgo de alejarse cada vez más de la política.

Por ello, políticos de la talla de los nombrados serían una rara avis hoy en día y no tendrían nungún tirón. Así, de escuchar en los platós y en la tribuna del Congreso a oradores como Felipe González, Solé Tura, Herrero de Miñón o Manuel Fraga (al que le cabía el Estado en la cabeza), ahora tenemos que soportar a demagogos y medianías de la talla de Pedro Sánchez, Artur Mas, Susana Díaz, Juanma Moreno, González Pons, Carmona y Carmena, Colau y el Rey del Club de la Comedia: Pablo Iglesias, con su equipo de frikis y Kichis, que vende a los parias de la tierra más y mejor crecepelo.

No sé si fue antes el huevo o la gallina, pero parece que ambos van de la mano para que al final todos tengamos que comer tortilla1359374498_extras_video_0.998868